viernes, 30 de enero de 2009

Madurez

La vida nos pone muchas pruebas. Unas fáciles, otras menos fáciles, y en ocasiones muy difíciles. A veces, miro para arriba y tan sólo le pido a Dios un poquito de paz, pero no puedo quejarme, la verdad. Existe desde hace tiempo en mi corazón una extraña sensación (y "conocida" por otra parte) de felicidad. También de miedo, ¿por qué no? y de extraña madurez. Y digo extraña porque uno nunca se mide a sí mismo su grado de madurez, pero ahí está y eso es lo que me hace afrontar esas pruebas que la vida se empeña en que pase.
Y sí, hoy puedo decir que a pesar de todo, SOY FELIZ. Son miles de cosas las que cada día me señalan y me invitan a esa felicidad. Y probablemente no sea capaz de hacerlas llegar a los que están más cerca de mí. ¿cómo puedo hacerlo? ¿Cómo puedo transmitir la felicidad que actualmente me invade? ¿Servirá de algo el que yo lo intente?
Es por la tarde. El sol entra de nuevo por mi ventana y aún me quedan cosas que estudiar...

1 comentario:

Arantxa López dijo...

Claro que sí, madura, risueña y, sobre todo, buena persona. Eso eres tú, un pedacito de estrella caído en la tierra.
Un beso y ánimo con todo.