Música

Desde que tengo uso de razón la música ha formado parte de mi vida. Recuerdo el tocadiscos de mi padre, la primera minicadena, la radio encendida... recuerdo las mañanas de domingo que me despertaban con música y recuerdo las tardes de sábado viendo Tocata. "Las clases" de música clásica en el despacho de mi padre... Aquello se convirtió en un ritual y pasábamos las tardes de los sábados viendo los 40, 40 latino, Mtv... 

Y es que desde siempre he tenido una banda sonora en mi cabeza. Y los conciertos... esa sensación de una hora o más de música en directo con la gente enloquecida bailando y dando botes.... Uno de mis primeros conciertos fue de Alejandro Sanz en Tívoli... allá que fui con mis padres que acabaron con tapones en los oídos, jajaja!!! Recuerdo los que ví en la Plaza de Toros, y en el Estadio de la Rosaleda... y recuerdo los de Jarabe de Palo con especial cariño, porque esa sí que suele ser la banda sonora de mis últimos años... Aquel que fuimos al Cervantes en el que apenas nos movimos hasta que "nos dieron permiso" para saltar... aquel en la Sala Vivero sentada en un taburete alto con una barriga de más de cinco meses y Alito dando patadas dentro, ¡qué te gustó esa buena dosis de Jarabe!, eh? Incluso el último al que fuimos, de nuevo en el Cervantes con el grupo enchaquetado y con esos sonidos nuevos que casi me conozco de memoria...

Y recuerdo el tráfico de cintas. Ese tráfico de canciones grabadas que dejas a alguien para que escuche y comparta contigo y cree contigo esa banda sonora en común, el descubrimiento de un pesadísimo Silvio Rodríguez, un clásico Último de la Fila o los gritos de los Héroes del Silencio... Música al fin y al cabo.

Hoy Alito me la pide, nos levantamos con música de nuevo y me hace gracia. Él sólo me señala el IPOD que conecto a los altavoces, ha perdido la esencia de la aguja y esas cintas liadas... pero sigue siendo música, que para nosotros es VIDA y ALEGRÍA...